¿Es nuestro universo
un holograma?
PRIMERA PARTE.
Un estudio llevado a cabo por científicos japoneses publicado
este mes en la revista Nature, verificaba mediante el uso de modelos de
simulación computarizada la existencia de una especie de realidad holográfica,
esto ha hecho que nos acordemos de la interesante propuesta contenida en una
“remasterización” de la famosa teoría de las cuerdas propuesta en 1990 por Juan
Martín Maldacena, físico y profesor en el Instituto de Estudios Avanzados de
Princeton, en donde se desarrolla la idea de que el universo en el que
habitamos, incluidos nosotros mismos, seamos sólo una ilusión, un holograma
producto de una realidad en la que sólo existen dos dimensiones.
Esta propuesta no es fácil de asimilar y mucho menos de exponer
en términos dialécticos, pero por más absurda que parezca vale la pena hacer el
esfuerzo por conocerla porque tiene un fundamento matemático muy fuerte, (las
matemáticas son las herramientas básicas con las que contamos a la hora de
intentar describir cómo es que funciona el Universo, desde lo más diminuto
hasta lo más grande); pero para comprender los aspectos más básicos en los que
se basa esta teoría, es necesario tener presente algunos puntos.
El gran misterio de la física
Mientras que la teoría general de la relatividad describe
lo que sucede con los planetas, las galaxias, etc; la mecánica cuántica
intenta explicar lo que sucede a nivel subatómico, el reino de las partículas
fundamentales de las que está compuesta la materia.
Con ambas teorías se puede explicar casi todo lo que sucede a
nuestro alrededor, pero hay un problema, ambas teorías son incompatibles,
pareciera que se rigen por reglas diferentes; mientras que a nivel macro la
gravedad es importantísima, a nivel cuántico, donde casi no hay masa, la
gravedad resulta insignificante, lo que mantiene unidas a las partículas que
forman los átomos no es la fuerza de gravedad, sino una especie de partículas
que sirven de mensajeras o portadoras de las fuerzas fundamentales de la
naturaleza, los bosones gauge,
una partícula ejerce fuerza sobre la otra al enviar unos cuantos de estos
bosones gauge.
En la naturaleza existen cuatro fuerzas fundamentales cada
una con su correspondiente bosón:
Experimentalmente ha sido posible la observación de las
partículas portadoras de tres de estas fuerzas fundamentales, pero hasta la
fecha no se ha podido comprobar la existencia del gravitón, y lo que es más
confuso, todos los intentos por describir al gravitón en términos matemáticos
acordes a la teoría de los campos, han arrojado resultados erróneos.
La teoría del campo cuántico,
describe a las partículas como estados excitados de un campo físico subyacente,
de forma muy simplificada, en física se denomina campo a una distribución
espacial con una magnitud o energía diferente del resto del espacio en donde de
encuentra, esto significa que el espacio vacío no está tan vacío sino que está
impregnado por una especie de energía, y que las partículas son una cualidad
asociada a un campo, ahí donde se concentra la mayor parte de energía, aparece
la partícula relacionada a ese campo. A esto también se le conoce como
“cuantización”. Por ejemplo: el fotón es el quantum del campo
electromagnético.
Así, la tan buscada teoría del campo
unificado capaz de unir las 4 fuerzas fundamentales en
términos de un solo campo, continúa esquivando a los físicos; pero ellos no se
dan por vencidos tan fácilmente y para resolver el problema han optado por
darle otro enfoque, es aquí donde entra la Teoría de
Cuerdas.
En búsqueda de una teoría del todo.
Partiendo de la incompatibilidad entre la mecánica cuántica y a
la teoría de la relatividad general, los físicos, incluyendo a Einstein, han
intentado buscar una base matemática unificada, una teoría que pueda unir ambos
mundos, se han formulado muchas, pero hasta el momento no se han obtenido
resultados definitivos en ninguna de ellas. Sin embargo existe una teoría
matemática que ha captado la atención científica por su particular elegancia,
la Teoría de Cuerdas (String Theory), que es en realidad una
colección de varias teorías, y cuya idea principal consiste en describir a las
partículas fundamentales como pequeñas cuerdas vibrantes.
Si dividimos una cosa, la que sea, hasta el punto donde no es
posible dividirla más, nos encontraremos con una partícula fundamental,
(aquella que ya no admite más divisiones), pero según el modelo estándar de la
física existen ¡17 partículas fundamentales diferentes!, (18 si contamos al
elusivo gravitón).
Todo lo que existe está compuesto por estas partículas, no
todas están en todos los elementos pero todas están presentes en todo cuanto
existe en el universo. ¿Parecen muchas verdad? Lo lógico sería que
existiera sólo una partícula fundamental común, pero dado que no es así, los
físicos han propuesto que lo que se encuentra en lo más profundo de cada
partícula fundamental es una especie de cuerdas, que al igual que las cuerdas
de una guitarra en donde una sola cuerda puede emitir varios sonidos
diferentes, estas súper cuerdas emiten varios tipos de vibraciones, y con cada
tipo de vibración aparece una partícula fundamental diferente. Así un electrón
es en realidad una cuerda en forma de lazo y sin dimensiones, que se extiende
en un universo de más de 4 dimensiones, que al vibrar de cierta manera haría
que viéramos a un electrón, pero al oscilar de otra manera nos haría ver a un
fotón o a un quark o a cualquier otra partícula fundamental.
Entre las objeciones que se le han hecho a esta teoría esta el
que es incapaz de dar una descripción completa del mundo, (aún quedan
cualidades físicas que no puede explicar), y el que no existe una forma de
poder verificar experimentalmente lo que expone. Sin embargo es una versión
de esta teoría planteada por el profesor Maldacena, la que nos da la clave para
resolver el enigma de la gravedad cuántica, al describir a la gravedad como una
ilusión producto de un holograma cuántico.
Aunque es cierto que el conflicto entre la mecánica cuántica y
la relatividad general no supone un problema constante para la física, ya
que la mayoría de las veces los físicos, o se centran a investigar
el mundo de las partículas, donde la gravedad casi no es
importante, o bien se dedican a estudiar el cosmos, donde los efectos
cuánticos no entran en juego; existe un sitio donde el desacuerdo entre ambas
teorías se hace tangible, los agujeros negros.
Los agujeros negros están formados por grandes cantidades de
masa concentrada en una diminuta región del espacio, y como resultado de ello
la fuerza gravitatoria que producen es tan fuerte que nada puede escapar a
ella, ni siquiera la luz. Si la Tierra se compactara sobre sí misma para
formar un agujero negro, ¡se encogería hasta medir sólo 3 centímetros!.
Así las cosas, resulta imposible ignorar a la gravedad al estudiar los
agujeros negros, y la extrema concentración de su materia hace que los efectos
cuánticos deban ser tomados en cuenta también; por lo que para describir lo que
sucede dentro de un agujero negro, los científicos necesitan una teoría
unificadora, una teoría que con un solo juego de fórmulas matemáticas sirva
para describir lo que sucede tanto a nivel cuántico como a nivel cósmico.
Agujeros negros y hologramas
La particularidad de los agujeros negros, fue lo que hizo surgir
la idea de lo que se conoce como principio holográfico.
Los agujeros negros están rodeados por un área enorme de dos
dimensiones que aumenta en proporción a lo que caiga dentro de él y cuyo límite
es denominado horizonte de sucesos. Este horizonte
representa un punto de no retorno, si usted cruzara esa frontera, aunque no
perciba nada de inmediato, estaría condenado irremediablemente a caer dentro
del agujero negro que hay en el centro. La paradoja está en que a pesar
de que los agujeros negros absorben todo lo que cruce su horizonte de sucesos,
sean planetas o estrellas (existen agujeros negros súpermasivos, miles de
millones de veces más grandes que nuestro Sol, y hay uno en el centro de
nuestra galaxia y posiblemente dentro de cada galaxia…), desde afuera pueden
ser descritos al determinar su masa, carga eléctrica y energía de rotación.
Para intentar entender lo que sucede dentro de estos
sistemas tan extremos, lo mejor será que seamos aventureros e imaginemos que
nos adentramos en los confines de uno de estos pozos negros.
Nosotros estamos compuestos por una gran cantidad de información, color de
cabello, estatura, rasgos físicos, millones y millones de células, de
moléculas, millares y millares de formas en las que se combina nuestro ADN, e
incluso nuestras ideas, todo lo que nos describe, todo esto sería absorbido por
el agujero negro, junto con todo lo demás que pueda atrapar, y que una vez
dentro es imposible que vuelva a salir. Todo esto nos hace suponer que un agujero
negro es un sistema muy complejo que para ser descrito se necesitarían
cantidades casi infinitas de información, pero resulta que no es así, según la
física clásica usted podría describir un agujero negro con sólo tres unidades
de información: su masa, su carga eléctrica y su velocidad de rotación.
Así que una vez que estamos dentro de un agujero negro todo lo que somos se
reduciría a tres simples números. ¡Caer en un agujero negro sí
que nos simplificaría la vida! ; )
Pero es precisamente esta “simplicidad” lo que confundía a los
físicos porque contradice una de sus leyes fundamentales, la segunda ley de
la termodinámica.
La termodinámica es la disciplina que estudia como fluye la
energía o el calor en un sistema, y según esta ley las cosas nunca se
simplifican, siempre tienden a ir del orden al caos. Y la entropía
es la medida del “desorden” existente en un sistema.
Centrémonos un momento en la entropía. Podemos
definir a la entropía como la distribución de la energía o información en el
espacio. Como energía: porque recordando a Einstein y el principio de
conservación, tenemos que la energía y la materia son dos manifestaciones de un
mismo fenómeno, por ejemplo al quemar un trozo de leña este se transforma en
cenizas, luz y calor que se dispersan en el ambiente, así tenemos que el trozo
de leña no desaparece sólo se transforma. La entropía también puede ser
considerada como información: porque para describir un trozo de leña a se
necesita conocer los elementos que lo componen como la celulosa, la
configuración de las moléculas para formar esos elementos como la glucosa, etc.
Y al quemar la leña toda esa información se conserva pero de forma dispersa en
ambiente, en forma de dióxido de carbono, vapor de agua, etc.
Recapitulando, tenemos que la materia puede ser considerada como
energía o como información, y la entropía viene a ser la medida de la
distribución de la energía o información en el espacio, y que una vez que la
energía se ha dispersado en el ambiente es prácticamente imposible volverla a
concentrar en un solo punto. Piense en el calor y en cómo es prácticamente
imposible recoger el calor producido al quemar el trozo de leña y volverlo a
concentrar para formar el trozo de leña de donde salió. Por eso se dice que la
entropía es algo que siempre va en aumento.
Como habrá notado, la entropía está en estrecha relación con el
espacio, las moléculas que componen la materia se organizan en las tres
dimensiones del espacio que ocupa el sistema (en este caso, trozo de leña), por
lo que es proporcional a su volumen.
Todo esto supera la forma en como nuestro raciocinio dialéctico
percibe el universo, pero matemáticamente tiene su lógica. De momento
tratemos de asimilar estos datos, próximamente continuaremos
desarrollando la idea del principio holográfico y los agujeros negros.
Mientras tanto les dejo con esta inquietud. Puede que la
realidad sea muy diferente de lo que creemos. Continuará…
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