El concepto de Salud es global, armónico e integrador; por ello, debemos hacer referencia a una auténtica Filosofía de la Salud. Por ello, es importante que hagamos una reflexión: la voluntad de vivir implica, necesariamente, la voluntad de estar sano. Los complejos de culpabilidad son uno de los mayores obstáculos para nuestra curación. La tensión implica miedo y agresividad; no es el miedo lo que nos motiva, sino la alegría; la satisfacción se revela como un incentivo para nuestra creatividad. Es esencial que analicemos el sentido más profundo de nuestras enfermedades. Hemos de preguntarnos: ¿Qué significa para mi la enfermedad?, ¿que enseñanzas me aporta?: La enfermedad puede y debe ser considerada como un mensaje que nos transmite el cuerpo. Sin un cambio personal, profundo, el individuo llegará a crear otro problema que le hará retroceder al origen primero de la enfermedad o malestar, cayendo en un círculo de difícil salida.
El bienestar personal es una conquista, fruto del trabajo continuo, constante que deberemos realizar con nosotros mismos. Podemos contribuir a nuestro equilibrio, bienestar y armonía global de formas muy diversas. El trabajo con imágenes mentales es una de ellas. La visualización mental es una técnica, un conocimiento que permite arrancar los hierbajos, las creencias negativas y sustituirlas por semillas o creencias positivas, así nos hacemos hortelanos de nuestra propia realidad, haciendo posible un alto grado de bienestar. Debemos dejar de ser meros espectadores de nuestra vida y convertirnos en sujetos activos. El reino humano es distinto del reino de la física. Vivimos en un mundo construido por nosotros en el plano físico, emocional, psicológico y energético; un mundo, en definitiva, en el eje horizontal. Poseemos la capacidad de hacer algo nuevo e influir en la materia física que forma nuestro propio cuerpo. Si no fuéramos más que máquinas, sólo un mecánico podría aspirar a cambiarnos; pero somos más que esa realidad y podemos transformarnos, también, nosotros mismos. Debemos partir de nuestro propio universo interior, de nuestro sentir más profundo…Por ello, debemos encaminar nuestros pasos hacia una seria y profunda integración y complementariedad de diferentes terapias que demuestran, día a día, su utilidad en el proceso de nuestro bienestar, estando, de esta forma, en la senda adecuada para triunfar como seres humanos. El siglo XXI, la Nueva Era en que nos encontramos inmersos exige, junto con los valores clásicos y tradicionales, la incorporación de nuevos instrumentos, técnicas y herramientas para conseguir que el ser humano sea una fuente de felicidad, bienestar y prosperidad real y efectiva, más allá de situaciones concretas, puntuales…
El bienestar personal es una conquista, fruto del trabajo continuo, constante que deberemos realizar con nosotros mismos. Podemos contribuir a nuestro equilibrio, bienestar y armonía global de formas muy diversas. El trabajo con imágenes mentales es una de ellas. La visualización mental es una técnica, un conocimiento que permite arrancar los hierbajos, las creencias negativas y sustituirlas por semillas o creencias positivas, así nos hacemos hortelanos de nuestra propia realidad, haciendo posible un alto grado de bienestar. Debemos dejar de ser meros espectadores de nuestra vida y convertirnos en sujetos activos. El reino humano es distinto del reino de la física. Vivimos en un mundo construido por nosotros en el plano físico, emocional, psicológico y energético; un mundo, en definitiva, en el eje horizontal. Poseemos la capacidad de hacer algo nuevo e influir en la materia física que forma nuestro propio cuerpo. Si no fuéramos más que máquinas, sólo un mecánico podría aspirar a cambiarnos; pero somos más que esa realidad y podemos transformarnos, también, nosotros mismos. Debemos partir de nuestro propio universo interior, de nuestro sentir más profundo…Por ello, debemos encaminar nuestros pasos hacia una seria y profunda integración y complementariedad de diferentes terapias que demuestran, día a día, su utilidad en el proceso de nuestro bienestar, estando, de esta forma, en la senda adecuada para triunfar como seres humanos. El siglo XXI, la Nueva Era en que nos encontramos inmersos exige, junto con los valores clásicos y tradicionales, la incorporación de nuevos instrumentos, técnicas y herramientas para conseguir que el ser humano sea una fuente de felicidad, bienestar y prosperidad real y efectiva, más allá de situaciones concretas, puntuales…
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