DION FORTUNE
AUTODEFENSA PSÍQUICA
PSYCHIC SELF-DEFENCE
CONTENIDO
Pág.
Prefacio
Primera Parte
Tipos del Ataque Psíquico
Capítulo
I Signos del Ataque Psíquico
II Análisis de la Naturaleza del Ataque Psíquico
II Un Caso de Brujería Moderna
IV Proyección del Cuerpo Eterico
V Vampirismo
VI Encantamientos
VII La Patología de los Contactos No-Humanos
VIII Los Riesgos Incidentales a la Magia Ceremonial
Segunda Parte
Diagnostico Diferencial
IX Distinción entre Ataque Psíquico Objetivo y Trastorno Psíquico Subjetivo
X Peligros no Ocultos de la Logia Negra
XI El Elemento Psíquico en el Trastorno Mental
Tercera Parte
Diagnostico de un Ataque Psíquico
XII Métodos Empleados en Hacer un Ataque Psíquico
XIII Los Motivos del Ataque Psíquico I
XIV Los Motivos del Ataque Psíquico II
Cuarta Parte
Métodos de Defensa Contra el Ataque Psíquico
XV Aspecto Físico del Ataque y la Defensa Psíquicos
XVI Diagnostico de la Naturaleza de un Ataque
XVII Métodos de Defensa I
XVIII Métodos de Defensa II
XIX Métodos de Defensa III
XX Métodos de Defensa IV
Conclusión
Bibliografía
PREFACIO
Resultados involucrados en la escritura de un libro sobre autodefensa psíquica.—
Prevalecencia insospechada de ataques psíquicos.— Anuncios de cursos para el
desarrollo del poder mental.— La experiencia personal de la autora de un ataque
psíquico.— Estudio de la psicología analítica emprendido en consecuencia.—
Psicología y ocultismo.— Conexión entre abuso de poderes mentales y el culto
brujeril.
Es con un sentido de la seriedad de los resultados involucrados, que me pongo a
la tarea de escribir un libro sobre el ataque psíquico y los mejores métodos de
defensa contra él. El cometido está obstaculizado por trampas.
Apenas es posible dar información práctica sobre los métodos de defensa psíquica sin dar al mismo tiempo información práctica sobre los métodos de ataque psíquico. No es sin razón que los iniciados hayan guardado siempre su ciencia secreta detrás de puertas cerradas. Mi problema es descubrir lo suficiente que sea adecuado sin descubrir lo suficiente que sea peligroso. Pero puesto que ya se ha dado a conocer tanto concerniente a las enseñanzas esotéricas, y puesto que el círculo de estudiantes de lo oculto se está volviendo rápidamente más ancho cada día, pudiera ser que hubiera llegado ahora el tiempo para hablar llanamente. La tarea no la he buscado yo, pero puesto que ha caído en mis manos, lo haré lo mejor para descargarla honorablemente, haciendo asequible el conocimiento que me ha venido en el curso de una experiencia de muchos años de los extraños caminos desviados de la mente que el místico comparte con el lunático. Este conocimiento no ha sido conseguido sin coste alguno, ni, sospecho, su divulgación estará tampoco del todo libre de coste. He intentado evitar, hasta donde fuera posible, el uso de material de segunda mano. Todos conocemos a la persona que tiene un amigo cuyo amigo vio el fantasma con sus propios ojos. Eso no es de demasiada utilidad para nadie. Lo que necesitamos es tener al testigo ocular bajo un examen minucioso. Por esta razón no he extraído de la vasta literatura sobre el tema como ilustraciones de mi tesis, sino que he preferido apoyarme sobre casos que han caído dentro del alcance de mi propia experiencia, y que he sido capaz de examinar. Pienso que puedo muy bien alegar tener cualificaciones prácticas, y no meramente teóricas, para la tarea. Mi atención se volvió primero hacia la psicología, y posteriormente al ocultismo como la clave real de la psicología, por la experiencia personal de un ataque psíquico que me dejó con la salud destrozada por un período considerable. Conozco por mí misma el peculiar horror de una experiencia así, su insidia, su potencia, y sus desastrosos efectos en la mente y el cuerpo. No es fácil conseguir que venga la gente y testifique sus ataques psíquicos. En primer lugar, porque saben que hay pocas probabilidades de que se les crea, y que más probablemente se ganarán para sí una reputación de desequilibrio mental que cualquier otra cosa. En segundo lugar, porque cualquier entrometimiento en los fundamentos de la personalidad es una experiencia de un horror tan peculiar y único que la mente retrocede ante su contemplación y no puede hablarse de ello.
Apenas es posible dar información práctica sobre los métodos de defensa psíquica sin dar al mismo tiempo información práctica sobre los métodos de ataque psíquico. No es sin razón que los iniciados hayan guardado siempre su ciencia secreta detrás de puertas cerradas. Mi problema es descubrir lo suficiente que sea adecuado sin descubrir lo suficiente que sea peligroso. Pero puesto que ya se ha dado a conocer tanto concerniente a las enseñanzas esotéricas, y puesto que el círculo de estudiantes de lo oculto se está volviendo rápidamente más ancho cada día, pudiera ser que hubiera llegado ahora el tiempo para hablar llanamente. La tarea no la he buscado yo, pero puesto que ha caído en mis manos, lo haré lo mejor para descargarla honorablemente, haciendo asequible el conocimiento que me ha venido en el curso de una experiencia de muchos años de los extraños caminos desviados de la mente que el místico comparte con el lunático. Este conocimiento no ha sido conseguido sin coste alguno, ni, sospecho, su divulgación estará tampoco del todo libre de coste. He intentado evitar, hasta donde fuera posible, el uso de material de segunda mano. Todos conocemos a la persona que tiene un amigo cuyo amigo vio el fantasma con sus propios ojos. Eso no es de demasiada utilidad para nadie. Lo que necesitamos es tener al testigo ocular bajo un examen minucioso. Por esta razón no he extraído de la vasta literatura sobre el tema como ilustraciones de mi tesis, sino que he preferido apoyarme sobre casos que han caído dentro del alcance de mi propia experiencia, y que he sido capaz de examinar. Pienso que puedo muy bien alegar tener cualificaciones prácticas, y no meramente teóricas, para la tarea. Mi atención se volvió primero hacia la psicología, y posteriormente al ocultismo como la clave real de la psicología, por la experiencia personal de un ataque psíquico que me dejó con la salud destrozada por un período considerable. Conozco por mí misma el peculiar horror de una experiencia así, su insidia, su potencia, y sus desastrosos efectos en la mente y el cuerpo. No es fácil conseguir que venga la gente y testifique sus ataques psíquicos. En primer lugar, porque saben que hay pocas probabilidades de que se les crea, y que más probablemente se ganarán para sí una reputación de desequilibrio mental que cualquier otra cosa. En segundo lugar, porque cualquier entrometimiento en los fundamentos de la personalidad es una experiencia de un horror tan peculiar y único que la mente retrocede ante su contemplación y no puede hablarse de ello.
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